Cada orgasmo se vive diferente, el tipo de placer o su intensidad varia en función de varios factores, incluso a veces no se siente. ¿A qué se puede deber?
En las películas siempre hemos visto esos orgasmos intensísimos que llevan al borde de los gritos casi desesperadamente placenteros. Sin embargo, hay ocasiones que cuando una persona está por la labor de su placer, resulta que ese orgasmo tan intenso no es tan intenso: es más, es como un “meh, al menos tuve sexo”. E incluso, puede llegar a suceder que un orgasmo sea realmente doloroso…
Cuando estos tipos de casos, es necesario primero que nada guardar la calma y visitar al o la ginecóloga, sexóloga y fisioterapeuta especializada en suelo pélvico de confianza. A continuación, conocer a profundidad la anatomía del orgasmo.
La diferencia entre orgasmo y orgasto
Para la autora, educadora sexual, investigadora y PhD, Emily Nagoski, el orgasmo es diferente al orgasto. Es decir que mientras que el orgasto es una reacción orgánica de los genitales –como el clítoris– frente a su estimulación, tal como las contracciones corporales; el orgasmo es el placer asociado al orgasto y suele estar relacionado a una suma de factores tales como: excitación psicológica, emocional y física, motivación, intimidad y receptividad a la experiencia.
De modo que cuando se habla de un orgasmo es cuando, mente, voz y cuerpo gritan excitadamente: “¡Sí, lo deseo!”. Y no forzosamente ni siempre un orgasmo y un orgasto logran coincidir.
Cuando el orgasto duele…
Hay ocasiones en que el orgasto, la reacción orgánica de los genitales ante su estimulación, puede llegar a doler o inclusive suceder sin experimentar placer alguno. Esto puede ser ocasionado por diversas razones; entre ellas, por ejemplo, cuando existe una hipotonía o hipertonía del suelo pélvico.
En caso de tener una contractura o el debilitamiento del suelo pélvico, es probable que las prácticas sexuales como la penetración o el orgasto mismo, por sus contracciones, sean dolorosas. Por ello es recomendable visitar al o la ginecóloga, sexóloga y fisioterapeuta especializada en suelo pélvico de preferencia para empezar un entrenamiento que fortalezca, flexibilice y tonifique la musculatura pélvica que puede afectar la salud sexual.
En caso de sufrir de hipotonía pélvica, con síntomas como incontinencia urinaria, se recomienda el uso de las Pelvic Balls, con cinco niveles de entrenamiento en función de lo que más se adecúa a las necesidades. No se recomienda, por otro lado, usar las Pelvic Balls en caso de hipertonía ni durante el periodo menstrual.
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