La profesora y activista senegalesa Mariama Gnamadio de la Fundación Mujeres Felices se dedica a realizar charlas sobre salud ginecológica en las escuelas, y explica que en Senegal la menstruación provoca ausentismo escolar entre las mujeres, no acuden al colegio para no pasar vergüenza. Tampoco usan compresas porque son caras, y lo son aún más para aquellas que tienen un sangrado más fuerte porque necesitan más cantidad.

Gnamadio se dedica a promover el uso de la copa menstrual porque es el recurso más económico y ecológico: puede llegar a durar hasta 10 años. De esta forma, las mujeres pueden ahorrar mucho dinero y también trae beneficios medioambientales: “aquí la gente no sabe dónde tirar las compresas, no siempre hay sitios o papeleras donde hacerlo”.

La copa menstrual supone una alternativa muy importante puesto que se pueda reutilizar sin complicaciones, “las chicas se han interesado mucho por las copas, y desean poder comprarlas en Senegal muy pronto”, concluye.

Esta entidad, ubicada en Barcelona, tiene identificadas zonas en Senegal con gran incidencia de problemas derivados de patologías ginecológicas debido a falta de información y atención médica, así como en las mismas zonas existe una alta prevalencia de mutilación genital femenina, con graves secuelas para las niñas y mujeres que han sido víctimas de estas prácticas.